martes, 8 de mayo de 2012

Pésimos resultados UCEN en prueba Inicia.

Con pesar he recibido los resultados publicados en la prensa acerca del paupérrimo rendimiento de los egresados de pedagogía de la UCEN que rindieron la prueba Inicia.
Según la crónica, sólo 9 centralinos rindieron la prueba y todos ellos fueron evaluados con niveles insuficientes para desarrollar las labores docentes para las que -se supone- fueron formados. De esta manera, queda en la retina de la opinión pública un dato lamentable: el 100% de los profesores egresados de la UCEN reprobaron la prueba que mide sus conocimientos profesionales iniciales.
Aunque el dato pudiera admitir interpretaciones, constituye -a no dudar- un antecedente que obliga a una reflexión urgente, particularmente de la Facultad de Educación, cuya labor formativa ha quedado en entredicho.
No obstante, pienso que también es posible extraer otras conclusiones de carácter más general y que guardan relación con nuestra propia Facultad: hubo entre nosotros, un proceso de decaimiento generalizado causado por un gradual proceso de descomposición institucional propiciado o tolerado por las personas que tomaron la conducción superior de la universidad a contar de 2002 y que salieron tras la crisis del año pasado.
Si la fortaleza institucional contribuye a validar las normas de relación interna de una comunidad haciendo que impere el orden entre los miembros, la debilidad institucional provoca necesariamente lo inverso: relajamiento de las normas, validación de las excepciones frente a la regla, discutibilidad de los preceptos que carecen de la fuerza necesaria para ser aplicados, confusión y vaguedad en la conducta que -entendemos- debemos observar y, en seguida, desorden, en medio del cual no puede fructificar el estudio serio y responsable, no puede construirse academia, ni llevarse adelante obra humana alguna que no sea destruir lo que hay. El desorden, la dispersión, tiende a deteriorar lo existente (y a renovarlo), mientras que el orden, la certeza, la previsibilidad permiten la creación de lo nuevo (y su perpetuación). En las dos caras de esta moneda, es hora ya que dejemos atrás la faz agonal y entremos a la faz arquitectónica.


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