lunes, 18 de junio de 2012

LINUX: Exitosa construcción de comunidad desde el individualismo


Aunque pueda sonar a locura, Linus Torvald, el creador del código de Linux (sobre el que está basado Android), que ha dado lugar a uno de los desarrollos colaborativos y de comunidad más grande del planeta, explica las razones del éxito del open source no desde una perspectiva colectivista sino individualista y liberal.
Sostiene por ejemplo: “No veo el código abierto como algo para mejorar al mundo, sino algo que realmente funciona si todos contribuyen por sus propias razones egoístas.”
Esas razones egoístas no implican necesariamente económico, sino que simplemente los intereses personales incluso lúdicas y/o altruistas: "Las primeras razones "egoístas" para hacer Linux tendían a centrarse en el placer de juguetear."
Enfatiza la importancia superlativa de la claridad de las reglas de intercambio entre los colaboradores: “Se trata de un modelo muy simple de "toma y daca": Te doy mis mejoras si prometes devolver las tuyas. Es una licencia fundamentalmente justa, y no tienes que preocuparte de que alguien saque ventaja de tu trabajo.”
Como también que todo sistema de colaboración interpersonal debe fundarse necesariamente en la confianza recíproca: “La confianza es lo más importante. Y es mutua. Ellos también deben confiar en mi imparcialidad.”

Lea el artículo completo en:  http://www.latercera.com/noticia/mundo/bbc-mundo/2012/06/1433-467258-9-bbc-el-exito-de-linux-el-sistema-operativo-detras-de-android.shtml

2 comentarios:

  1. un intercambio realista de la naturaleza humana, no me sorprende, mas me sorprende que mantengamos una perspectiva que no es propia AUN de nuestra humanidad, faltan escalones para activar nuestro nivel de consciencia para creer que somos uno. Estos sistemas son creados con un fin un motive eso si, algo mas colaborativo pero aun falta mucho para dar sin esperar recibir....

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  2. Gracias por tu comentario.
    Coincido en que falta mucho para dar sin esperar recibir, pero agrego que esas conversiones sólo son auténticas cuando son íntimas, individuales y personalísimas, no colectivas ni susceptibles de coerción heterónoma. La sociedad se conforma por todos y no por héroes u hombres nuevos ideales. Por ello, aunque sea tan simple, lo que a mi me sorprende es cuan reacios somos a aceptar con realismo nuestra intrínsica pequeñez y, en cambio, embriagados de soberbia racionalista creemos que podemos dar respuesta nueva a absolutamente todo. Sólo la cruda aceptación de nuestra nimiedad es el principio del verdadero descubrimiento de nuestra humanidad profunda.

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