A propósito del ruido que causó la tasación de los activos con que Endesa España pretende pagar el aumento de capital que se llevaría a cabo en Enersis, se ha publicado un interesante artículo en la revista Qué Pasa referido a la actividad que desarrollan quienes se dedican a la actividad de tasar o avaluar "empresas" o más bien dicho unidades económicas.
Es, como dice el reportaje, una tarea que más que ciencia tiene mucho de "arte" o, si se quiere, de artes adivinatorias, pues resulta sumamente complejo valorizar activos con respecto a un eventual valor futuro que puede acaecer como no.
Este artículo que linkeo, permite comprender algunos puntos de contacto en que el derecho se topa tangencialmente con la economía y como aquél sirve como herramienta a los fines de ésta.
Con las reservas que merece todo trabajo periodístico, por definición liso y llano y carente de mérito técnico, sirve empero para conocer desde un punto de vista de cultura general, cómo es posible consensuar el precio económico de activos a ser aportados a una compañía revistiéndolos de un juicio emitido por un tercero que presume de que su apreciación goza de cierta objetividad técnica, que aunque imprecisa, permite guiar una decisión.
Lo que finalmente queda claro, sin embargo, es que el valor es un concepto subjetivo, pues cada quien cobra lo que quiere y que su objetivización, esto es el precio, queda entregada a cuánto el otro esté dispuesto a pagar por lo ofrecido.
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